Pagliacci, Ópera de R. Leoncavallo
El procedimiento de la mise en abyme (crear una segunda obra dentro de una primera) es una de las herramientas favoritas de los buenos narradores, y Ruggero Leoncavallo la utilizó con gran éxito en su mayor éxito operístico, Pagliacci. El compositor escribió tanto la música como el libreto, y fascinó al público en el estreno de su obra en el Teatro Dal Verme de Milán el 21 de mayo de 1892. Esta ópera fue la respuesta de Leoncavallo a Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni, y sigue de cerca sus pasos: un triángulo amoroso en el que una de las partes es seriamente engañada, una trama que se desarrolla rápidamente y en tiempo real, y una partitura marcada por la intensidad dramática y melodías memorables. Las similitudes estilísticas de las dos obras inspiran a muchos teatros a representarlas una seguida de la otra, en la misma velada. Esta temporada, sin embargo, el Teatro dell'Opera di Roma concede todo el protagonismo al máximo logro de Leoncavallo, presentando únicamente Pagliacci.
La acción de esta ópera se centra en una compañía de comedia del arte que llega a un pueblo de Calabria. Mientras se prepara la representación de la noche, los lugareños se burlan de Canio, el director de la compañía, diciendo que su mujer, Nedda, podría estar engañándole con Tonio, su apuesto compañero de escenario. El marido ignora las bromas, y no se imagina que Nedda realmente está teniendo una aventura con el aldeano Silvio. Sin embargo, a medida que la preparación del espectáculo avanza, los indicios se acumulan y Canio empieza a sospechar. Acorralada, Nedda admite su infidelidad, pero se niega a dar el nombre de su amante por miedo a la venganza de su marido. Durante la representación, Canio se enfada más y más con Nedda, y un espectáculo con payasos (o pagliacci en italiano, de ahí el título de la ópera) que supuestamente debería ser divertido, se convierte en una pelea familiar con trágicas consecuencias.
Leoncavallo teje con maestría la red de afectos equivocados que lleva a Pagliacci a su grandilocuente e impactante final. El trabajo de composición que mantiene dinámica la acción es realmente excepcional. Mientras Canio, Tonio, Silvio y Nedda navegan por sus complicadas relaciones dentro y fuera del escenario, el arte y la realidad se funden creando una experiencia inmersiva que sumerge al público del Teatro Costanzi de Roma en una complicada pero cautivadora historia.