Alcina, Ópera de G. H. Händel
La mágica ópera de Georg Friedrich Händel, Alcina, es representada en el magnífico Teatro Costanzi de Roma. Esta ópera barroca fue escrita por el compositor alemán a partir de una adaptación de un libreto italiano que suele atribuirse a un escritor llamado Antonio Fanzaglia. Tanto si Fanzaglia intervino en la creación de Alcina como si no, se sabe que el texto está basado en L’isola di Alcina, una ópera de Riccardo Broschi. El público londinense fue el primero en ver la versión de Händel de esta historia épica cuando se estrenó la ópera el 16 de abril de 1735 en el Theatre Royal de Covent Garden.
Alcina es una ópera en tres actos con un breve prólogo. Su argumento se desarrolla en una misteriosa isla propiedad de la protagonista titular, una hechicera que utiliza sus poderes mágicos para manipular y seducir a los hombres. Cuando Ruggiero, un caballero de paso, queda atrapado en la isla, su prometida Bradamante acude a ayudarle. Llega a la isla de Alcina y decide disfrazarse de hombre para engañar a la encantadora. A continuación, Bradamante intenta deslizar un anillo mágico por el dedo de Ruggiero para que la ilusión que ha creado Alcina se haga evidente. Por desgracia para los jóvenes amantes, la hermana de Alcina, Morgana, confunde a Bradamante con el hombre que aparenta ser y, seguidamente, se enamora de “él”. Pronto se descubre el plan y Alcina se ve en una situación que nunca antes había conocido, frente a un dilema al que aparentemente nunca había pensado que se enfrentaría.
Händel quería que Alcina fuera una experiencia teatral completa, por lo que optó por incluir varios números de danza entre los diversos dúos y arias. La orquestación barroca confiere al conjunto de la ópera un sonido característico, sobre todo en los pasajes narrativos de la obra, en los que se recurre a los recitativos. Las arias suelen utilizarse para que los personajes puedan expresar sus emociones en determinados momentos de la historia y no necesariamente para hacer avanzar la acción. En algunos casos, Händel fomenta el llamado canto da capo, que permite a los intérpretes alcanzar nuevos niveles vocalmente hablando con partes medio improvisadas hacia el final de las piezas. Cabe destacar una de las arias de Ruggiero, Verdi prati, ampliamente considerada como una de las mejores de Händel.
Con emocionantes giros en la trama, un personaje central aterrador pero muy humano y una música magníficamente orquestada, esta producción de Alcina en el Teatro dell’Opera di Roma, el otro nombre del Teatro Costanzi, será una verdadera delicia para todos los que tengan la oportunidad de poder asistir a ella.