Tosca, Termas de Caracalla
La ópera, epítome de la música en su forma más apasionada, no ha estado nunca mejor servida que por una de las primeras obras maestras de Giacomo Puccini, Tosca. Lejos de las incursiones posteriores del compositor en lo exótico, el crudo realismo de Tosca hace que ésta sea una de las obras más cautivadoras del género.
Roma, 1800. Cesare Angelotti, cónsul depuesto de la República romana establecida bajo la dominación napoleónica, se ha escapado de prisión. Corre hacia la iglesia de Sant'Andrea della Valle donde encuentra al artista Mario Cavaradossi trabajando en un retrato de María Magdalena, cuya imagen se inspira claramente en la hermana de Angelotti, la marquesa Attavanti. Cavaradossi acepta esconder al fugitivo. Pero su acto de generosidad sólo consigue encender los celos de su amante, Floria Tosca, quien sospechosa que Cavaradossi mantiene un romance con la marquesa.
El Barón Scarpia, jefe de policía, engaña a Tosca haciéndole creer que va a llevarle hasta Cavaradossi. Tortura al pintor para que éste revele el paradero de Angelotti, y Tosca, incapaz de soportar los gritos de Cavaradossi, confiesa a Scarpia dónde se encuetra Angelotti.
En lugar de rendirse ante los esbirros de Scarpia, el antiguo cónsul se suicida. Cavaradossi es condenado a muerte y Tosca está a merced de Scarpia. Asqueada por los avances de éste último, acepta sin embargo hacer todo lo que él le pida mientras Cavaradossi esté a salvo. Scarpia se compromete a hacer que los verdugos de Cavaradossi disparen balas de fogueo en lugar de cartuchos de verdad.
Tosca exige otra condición antes de entregarse al jefe de policía: un salvoconducto para que ella y Cavaradossi puedan salir de la ciudad. Mientras Scarpia firma la orden, la protagonista aprovecha la ocasión para matarle, clavándole un cuchillo en la espalda. Cuando Cavaradossi se prepara para enfrentarse al pelotón de fusilamiento, Tosca le explica que sólo tendrá que fingir la muerte. Pero Scarpia, actuando desde su tumba, esconde todavía un truco bajo la manga.
Una historia tan apasionante exige una música excelente; y Puccini no defraudó. Tosca cuenta con algunas de sus melodías más admiradas, como Recondita armonia, Vissi d’arte y E lucevan le stelle. Sin embargo, la verdadera genialidad de Puccini es su Te Deum, que pone fin al primer acto; en él, Scarpia acompaña al coro de la iglesia distorsionando el sentido inocente de sus palabras con su propia intención blasfema.
Estrenada en Roma en el Teatro Costanzi el 14 de enero de 1900, Tosca sigue siendo una de las obras más poderosas de la ópera. Su interpretación por parte del Teatro dell’Opera di Roma en las Termas de Caracalla, en la misma ciudad en la que se desarrolla su acción, promete ser una experiencia absolutamente fascinante.