La Traviata, Termas de Caracalla
La Traviata de Giuseppe Verdi, la historia de un amor condenado entre un joven noble y una cortesana, es ampliamente reconocida como una obra maestra del teatro musical. Inhabitual para su época por ser una tragedia que no recurre a un tema histórico para crear un gran efecto dramático, esta espléndida obra continua atrayendo a amantes de la ópera de todo el mundo.
Violetta, la mujer extraviada del título, es presentada en un primer momento como el arquetipo de una mujer que adora asistir a fiestas, de moral ligera y con gran poder de seducción. Contradiciendo lo que podríamos pensar acerca de una mujer de este tipo, Violetta sin embargo se enamora de Alfredo cuando éste se queda prendado de ella.
Dejando la ciudad para instalarse en el campo y estar con su amado, Violetta sacrifica su independencia y su estatus social. No obstante, Giorgio, el padre de Alfredo, le reprocha la vergüenza que ha traído a su familia y le exige que termine su relación con su hijo, cuando en realidad es sólo el dinero de ella lo que evita que Alfredo caiga en la ruina.
Violetta hace lo que Giorgio le pide, y Alfredo, al descubrir que ésta se ha marchado, asume que le ha abandonado para retomar su antiguo modo de vida. Cuando se encuentra con ella, Alfredo explota de rabia y le tira dinero a la cara por sus “servicios”. Giorgio, al darse ahora cuenta de que ha juzgado mal a Violetta, desdeña el comportamiento despreciable de su hijo.
La Traviata está inspirada en La Dame aux camélias, novela de Alejandro Dumas basada en una “dama del placer” de la vida real, Marie Duplessis. La fuente de inspiración de Verdi le proporcionó los medios para crear personajes completos que se desarrollan a lo largo del drama y por los que el público puede interesarse y preocuparse.
Estrenada en el Teatro La Fenice de Venecia el 6 de marzo de 1853 y destinada esta temporada al impresionante escenario de las Termas de Caracalla de Roma, La Traviata nunca fue vista por Verdi en el ambiente contemporáneo que él había deseado para ella. Los censores temían que situar la historia en aquella época provocase un escándalo. Afortunadamente, su decisión no menguó la atención con la que Verdi creó la música para este drama. Desde la primera hasta la última nota, la partitura está en perfecta armonía tanto con la historia como con el viaje emocional de sus protagonistas.
Probablemente Verdi estuviese decepcionado de que su nueva ópera no fuese presentada como un testimonio de la época en que vivió, pero el atractivo de La Traviata reside en algo más fundamental que la utilería y el vestuario. Su mensaje universal, que debemos valorar a las personas por lo que son realmente en lugar de basar nuestras opiniones únicamente en su apariencia, es tan relevante para nosotros hoy en día como para aquellos que asistieron por primera vez a esta ópera a mediados del siglo XIX.